Vale Por Más

En O'Higgins casi llegando a Paicavi se encuentra un lugar que te invita a entrar. Se trata de la Waffleria, un lugar para comer en su pequeña terraza o en su acogedor interior waffles rellenos con ingredientes dulces o salados, además de poder optar por ensaladas. En una búsqueda de que hacer un fin de semana lluvioso en Concepción llegamos a este local y pedimos con mi pololo dos waffles pastrami como opción salada cuyo relleno consistía en pimientos asados, queso cheddar, tomates cherry, rucula, cebolla caramelizada, queso mantecoso, papas hilo y pastrami, una especie de fina carne. Además pedimos dos bebidas. Para compartir como opción dulce pedimos de postre un Frozen waffle que consistía en masa de waffle con nutella, manjar, crema chantilly, berries, plátano y helado artesanal del que podías elegir un sabor a elección de entre cuatro variedades de helados. Nosotros escogimos helado de frutos rojos . ¿Nos gustó? Nota: Antes de responder

Nunca terminamos de conocer un lugar, aunque llevemos toda la vida viviendo en él y aunque ya parece que todo lo turístico está visto.  Lo cierto es que para salir por ahí a pasear algún fin de semana siempre recurrimos a buscar en internet sitios turísticos y siempre, casi todos los sitios nos recomiendan lo mismo. A veces no sé si es porque de verdad la gente sólo acude a esos lugares o si porque se quiere proteger a otros igual o más sorprendentes de todo lo que genera el hombre en un ambiente natural: basura, aglomeración y desgaste. Este artículo que escribo es para que quienes lean esto puedan visitar un lugar más o menos desconocido en la región del Biobío, pero con un compromiso: No dejar basura en el lugar que ya muestra rastros de que hay quienes no tienen cultura y que no piensan en que lugares tan hermosos deberían quedar intactos para todos, incluso para las futuras generaciones. Este pequeño rincón que les vengo a recomendar necesita mantenerse tan

En todos los países hay conmemoraciones que se han convertido en toda una tradición y de la que les hablaré hoy lleva más de un siglo y medio siendo celebrada en las caletas pesqueras de todo Chile. Se trata de una festividad en que los pescadores celebran a su patrono, San Pedro, a quién se encomiendan cada vez que salen al mar poniendo en sus manos sus faenas.  En el Biobío la celebración se realiza en la caleta de San Vicente, donde los pescadores del lugar preparan sus embarcaciones con coloridas guirnaldas y alguna atención en comida para quienes ese día deseen concurrir a la caleta para compartir con ellos esta festividad, donde reciben a la comunidad en sus barcos para llevarlos a dar una vuelta por la bahía, donde finalmente se deja una ofrenda floral en el mar. Aunque yo había participado de esta celebración cuando era muy niña en el mismo lugar, San Vicente, sólo tengo vagos recuerdos de aquello, por eso quise revivir la experiencia junto a mi pareja, a

Atrás quedaron los tiempos donde disfrazarse era tomar una falda larga, unos pañuelos y disfrazarse de gitana era irse a la segura. Hoy ir a una fiesta de disfraces es una oportunidad para jugar y sorprender, de ingeniárselas para sorprender e incluso impactar. Nos invitaron a  un cumpleaños cuya celebración sería una fiesta de disfraces y en cuanto nos dijeron a mi pareja y a mi nuestras cabezas comenzaron a pensar en cual podría ser un buen disfraz en el que pudiésemos gastar poco pero fuera divertido. Las premisas en las que pensamos fueron: 1) ¡Hagamos nuestros disfraces nosotros mismos! No queríamos arrendar disfraces, uno porque es el lado fácil y la verdad es que un arriendo, por lo general, no sale menos de $10.000 pesos chilenos, más la garantía que es de al menos la misma cifra. 2) Aquí estamos en pleno invierno y no queremos pasar frío, por lo que sería bueno contar con un disfraz que nos permitiera llevar la ropa que quisiéramos debajo y con el cual, si n