Aventura De Invierno En El Parque Conguillío

Los mejores viajes son esos improvisados que salen de decir ''vámonos a algún lado'' y comienzas a barajar opciones. Esta vez ganó visitar el Parque Nacional Conguillío ubicado en la región de la Araucanía.

Miramos el tiempo y los días pronosticaban para el primer fin de semana de agosto días radiantes de sol en la novena región, aunque no sabíamos en que estado estaba el parque porque por lo que habíamos leído, a veces las nevadas no permitían el paso a este lugar e incluso nos informamos de que a pesar de que Conguillío tiene 3 entradas, la única habilitada ahora era la de Melipeuco.

Barajamos la opción de quedarnos a dormir en el furgón, pero por ser clima de montaña y por darnos un gusto, luego de ver que dentro del parque las cabañas no bajaban de los 75 mil pesos por noche, aplicamos Groupon y encontramos en Los Pioneros una promoción de dos noches en una cabaña más una sesión de tinaja por $59.990. Listo!

Partimos el viernes a mediodía cargados con comida para el fin de semana, llenamos el estanque de combustible y por la ruta 5 nos dirigimos hasta Padre Las Casas, lugar donde nos desviamos para llegar a Melipeuco donde estaba nuestra cabaña ya reservada. Este pueblito está a sólo 10 minutos en automóvil del Parque Nacional Conguillío y cuenta con varios supermercados, estaciones de bencina, Caja Vecina y cajero automático.

Melipeuco es un pueblo con fuerte arraigo mapuche y para llegar a él se pasa por varias comunidades indígenas.

El viernes, tras nuestra llegada, cenamos, conversamos a la orilla de la chimenea de la cabaña que era todo lo que queríamos en esa primera noche fría y nos fuimos a la cama temprano porque al otro día tocaba madrugar.

7:10 a.m del sábado y ya nos preparábamos para emprender esta jornada dentro del parque Conguillío. Queríamos llegar temprano para aprovechar el día así que armamos mochilas con cocinilla, sandwiches y comida enlatada y partimos. Nos esperaba un día que nos ilusionaba mucho.

Cabe destacar que el parque abre a las 8:30 a.m y cierra a las 18:00 horas en temporada invernal pero como bien dice mi pololo (novio o pareja) estamos en Chile y llegando a las 8:40 a la entrada del parque, aún no había llegado el guardaparque que cobra los $4500 pesos que cuesta la entrada, por lo que bien uno podría entrar gratis antes de esa hora, pero nosotros lo esperamos para que nos diera información sobre el estado de los senderos del Parque.

Lo mínimo que tú esperas si pagas $4500 pesos por persona es que te den un folleto con las rutas que puedes realizar pero el guardaparque nos dijo. ''No nos quedan'' Uf!.

Bueno, al final tuvimos que hacerle un par de fotos a los letreros explicativos de la entrada ya que dentro del parque, según mi percepción, las indicaciones tampoco son las que uno espera. De hecho a al entrada de los senderos los letreros sólo dicen el nombre de dicho tramo pero no dan explicación de dificultad, tiempo de recorrido ni de que es lo que puedes apreciar si decides realizar alguno. Creo que falta inversión en señalizaciones, porque varias personas nos preguntaron a nosotros como llegar a tal y tal lugar porque ellos no habían fotografiado los letreros de la entrada de Conguillío. En fin.

La entrada del parque presenta un paisaje sin vegetación, invadido por la lava del volcán Llaima que corona el entorno majestuoso, totalmente blanco y cercano.

Seguimos en el furgón hasta la Laguna Verde y estacionamos en la entrada del sendero La Ensenada, dejando este para después pues queríamos llegar arriba y luego hacer algún sendero corto.

Si quieres llegar arriba en automóvil debes ir con cadenas o en un 4x4, al menos en esta época, porque en muchas partes había nieve e incluso hielo, pero nosotros queríamos caminar, sentir el frío, hacer paradas y no ver todo desde dentro de un automóvil así que no tener un vehículo todo terreno no era impedimento, pero si lo puede ser para personas más cómodas.

Comenzamos a caminar y a las 9:00 am el frío era intenso. Vimos como en algunas raíces expuestas las gotas de agua se convertían en estalactitas y nos maravillábamos con los cohigües, ñirres, lengas y raulíes, entre otros.

La primera parada es la Laguna Arcoiris que al llegar parece una laguna normal, pero caminando un poco entre las laderas de esta se puede apreciar el hermoso color turquesa a esa hora de la mañana, mientras en el fondo puedes ver grandes troncos de árboles milenarios que sucumbieron ante la erupción del macizo blanco.

Las fotografías no le hacen justicia a la belleza de esta laguna que data de hace 320 años.

Siguiendo la ruta y siempre con el volcán Llaima acompañándonos por el lado izquierdo, el verde lo inunda todo y de apoco comienzas a ver las bellas araucarias en solitario o en grupos pequeños.

Parecen saber que deben dejar un espacio entre ellas para que las de al lado puedan desplegar sus ramas sin ningún impedimento y se erigen como guardianes custodiando un terreno ancestral en las alturas, como queriendo alejarse del daño del hombre.

Es tan asombroso ver las primeras araucarias que no avanzábamos mucho porque me detenía a sacarle fotografías a todas hasta que ya retomando el ritmo, comenzamos a ver que mientras más subíamos los bosques de araucarias se apreciaban por todo el camino inmensas, hermosas, milenarias bajo un cielo azul intenso y un sol que hizo que dejáramos atrás el frío.

De repente al fondo del parque vimos agua y caminamos en esa dirección para encontrarnos de frente con el Lago Conguillío, inmenso, congelado y con la cordillera a sus espaldas y el Llaima a su izquierda. Las cimas nevadas estaban llenas de araucarias que se veían pequeñitas desde nuestra posición. Recorrimos parte del borde del lago y allí nos detuvimos a almorzar. Prendimos la cocinilla y los porotos enlatados comenzaron a calentarse. En ese paisaje comer así es más delicioso y nos encanta, por eso en vez de llevar sólo sandwiches, generalmente cuando salimos buscamos un lugar bonito y allí disponemos nuestras ollas de camping para darnos un descanso. Esta vez comimos en el sendero La Playa, a orillas del lago.

Siguiendo el rumbo hacía el lado del Llaima el paisaje blanco era deslumbrante y de repente vimos a un carpintero picoteando un árbol sonoramente. Creo que un paisaje así es para estar atento a los sonidos de la naturaleza por eso era un poco chocante cuando pasaba un vehículo con música fuerte.

Encuentra al pájaro carpintero en esta foto jaja

Caminamos entre la nieve y llegamos al otro extremo del lago Conguillío. Nuestro objetivo era la Araucaria Madre, pero ya quedaban pocas horas de luz y preferimos regresar, aunque la gente amable nos ofrecía llevarnos en sus vehículos 4x4, lo de nosotros es caminar y estábamos felices por todo lo que habíamos visto.

De regreso paramos de nuevo en la Laguna Arcoiris que a esas horas estaba llena de gente y nos alegramos de levantarnos temprano y poder verla en solitario por la mañana.

Luego hicimos el sendero Ensenada donde se aprecia la Laguna Verde y los troncos de árboles ya muertos en medio del agua en forma vertical.

El Parque Conguillío es inmenso y tiene una superficie de 60.832 hectáreas. Si bien el día domingo podríamos haber vuelto al parque, la verdad es que quedamos más que pagados con lo que vimos y decidimos hacer otra ruta. Además en invierno no todos los senderos están abiertos, pero vale la pena ir en esta época teniendo en cuenta las condiciones climáticas antes de partir porque el parque es mágico con el manto blanco que todo lo cubre.

Si bien también debe ser precioso en otras épocas, creo que en esta lo es aún más.

Un texto de una de las redes sociales del mismo parque reza en una publicación: ''Todos deberíamos tener la posibilidad de al menos una vez en la vida poder ver un bosque de araucarias totalmente nevado, todos deberíamos tener la posibilidad de al menos una vez en la vida, ver Conguillío en invierno''.

Caminando el frío pasa y uno se desprende de abrigo y si tienes ganas de conocer, este parque tiene senderos que puedes realizar incluso con niños y en vehículo. 

Estoy profundamente agradecida de la naturaleza, de tener a quien tengo al lado para poder realizar estas aventuras, de los días que nos tocaron y del invierno cordillerano que es pura magia.