Concepción es una ciudad cool, pero también una que puedes amar y odiar a la vez y es que no es fácil que tus días se desarrollen en un lugar donde en el día se presentan las cuatro estaciones del año, literalmente.
Las mañanas nubladas, las medias tardes soleadas y los anocheceres lluviosos, o lo mismo pero en diferentes horarios, es pan de cada día. Ni sueñes con que tendrás muchos días de verano con temperaturas altísimas pues acá hasta el agua del mar, ríos y lagos es helada en verano. Ahora si te encanta el frío en otoño e invierno, puede que este sea un lugar que disfrutes más, pues el sol sólo sale en esas épocas para iluminar pero no para dar calor y mis manos frías, la mayoría del tiempo, son evidencia de ello.
Vestirse por capas será una buena alternativa cada día pues sólo así estarás preparado para todas las estaciones que vivirás en el día.
Las mañanas nubladas, las medias tardes soleadas y los anocheceres lluviosos, o lo mismo pero en diferentes horarios, es pan de cada día. Ni sueñes con que tendrás muchos días de verano con temperaturas altísimas pues acá hasta el agua del mar, ríos y lagos es helada en verano. Ahora si te encanta el frío en otoño e invierno, puede que este sea un lugar que disfrutes más, pues el sol sólo sale en esas épocas para iluminar pero no para dar calor y mis manos frías, la mayoría del tiempo, son evidencia de ello.
Vestirse por capas será una buena alternativa cada día pues sólo así estarás preparado para todas las estaciones que vivirás en el día.
A pesar de todo lo anterior Conce tiene el encanto que le da el ser una ciudad universitaria llena de vida en los lugares donde se acumulan los pubs, aún cuando las temperaturas parezcan inapropiadas para tomarse algunas cervezas con los amigos. Parece que los penquistas tienen la piel curtida y que los inviernos aunque calen hasta los huesos y de nuestra boca salga el vaho, la gente tiene ganas de vivir, de compartir, de disfrutar de la ciudad.
Hay paseos obligados como el Parque Ecuador zona de skaters, runners y familias que recorren este pulmón verde de la ciudad para escapar de la rutina diaria.
La Universidad de Concepción con su laguna de los patos, su campanil, el foro, el plato y la biblioteca son espacios que parecen pertenecer pertenecen a todos los penquistas y no sólo a los que estudian o trabajan en aquella casa de estudios.
Conce se disfruta en sus cafés, algunos con muchos años de historia y con muchos clientes habituales. En sus bares o lugares de carrete, donde por cierto hay una amplia gama desde discoteques con los nuevos sonidos urbanos, hasta lugares más alternativos y hasta folclóricos. Ahí es donde se vive la bohemia penquista.
Esta ciudad ha visto nacer a grandes músicos de la escena musical nacional e internacional, la cuna del rock le dicen y ha sido semillero de grupos como Los Bunkers, De Saloon, Julius Popper y Niño Cohete, entre muchos otros que se abren paso en la escena local y extranjera.
Vivir en Conce es saber de picadas como La Fuente Penquista, El Jarana, el famosísimo Manhattan, La Picá de Pedro, la Tía Cochina, el Ojitos Pichos entre tantos otros donde la lista puede ser interminable.
Sin duda, Concepción es una ciudad en constante transformación hacía algo más parecido a Santiago, donde los edificios le hacen sombra a las casas y donde hoy el nuevo Teatro Regional se alza como el centro cultural por excelencia, pero además esta urbe, que resulta tediosa para muchos, cuenta con tantos lugares en sus alrededores a los que es posible escapar los fines de semana en locomoción colectiva o propia, que es una recompensa para sus habitantes transportarse unas horas e incluso a veces unos cuantos minutos para poder disfrutar de la playa, la montaña, los bosques, lagos y ríos a los que es posible escapar.
Aquí la gente es buena, amable y dicharachera y quien se va extraña eso y extraña, como lo estoy sintiendo ahora, hasta el aire ahumado por el humo de las chimeneas en plena cercanía del invierno, mezclado con ese olor a tierra húmeda y el frío que cala hasta los huesos.
El penquista es un ser social por esencia así que no debería extrañarte ver a cualquiera abrigado como hijo único, con gorro de lana, bufanda, guantes y toda la ropa abrigadora que pueda encontrar, tomando una cerveza al aire libre cuando las temperaturas sean extremas y es que esta gente no sólo siente el frío, también sabe disfrutarlo.
Vivir en Conce es saber de picadas como La Fuente Penquista, El Jarana, el famosísimo Manhattan, La Picá de Pedro, la Tía Cochina, el Ojitos Pichos entre tantos otros donde la lista puede ser interminable.
Sin duda, Concepción es una ciudad en constante transformación hacía algo más parecido a Santiago, donde los edificios le hacen sombra a las casas y donde hoy el nuevo Teatro Regional se alza como el centro cultural por excelencia, pero además esta urbe, que resulta tediosa para muchos, cuenta con tantos lugares en sus alrededores a los que es posible escapar los fines de semana en locomoción colectiva o propia, que es una recompensa para sus habitantes transportarse unas horas e incluso a veces unos cuantos minutos para poder disfrutar de la playa, la montaña, los bosques, lagos y ríos a los que es posible escapar.
Aquí la gente es buena, amable y dicharachera y quien se va extraña eso y extraña, como lo estoy sintiendo ahora, hasta el aire ahumado por el humo de las chimeneas en plena cercanía del invierno, mezclado con ese olor a tierra húmeda y el frío que cala hasta los huesos.
El penquista es un ser social por esencia así que no debería extrañarte ver a cualquiera abrigado como hijo único, con gorro de lana, bufanda, guantes y toda la ropa abrigadora que pueda encontrar, tomando una cerveza al aire libre cuando las temperaturas sean extremas y es que esta gente no sólo siente el frío, también sabe disfrutarlo.
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